La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mazarrón homenajeó a Domingo Valdivieso Henarejos con motivo del 150 aniversario de su muerte (1872-2022) con una mesa redonda en la que participaron Juan García Sandoval, director del Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM); Mariano Guillén Riquelme, cronista oficial de la villa; Juan Antonio López Delgado, académico de la Real Academia de Historia y de Alfonso X El Sabio; y Martín Páez Burruezo, director de la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca de Murcia.
Este diálogo a cuatro voces sobre la figura y obra del pintor mazarronero fue introducida por el teniente alcalde y concejal de Cultura, Ginés Campillo, quien confesó estar "encantado de presentar esta mesa redonda en torno a una figura de las más importantes del municipio, una figura que lo que tiene hacer es unirnos y servir para ensalzar Mazarrón". Entre los presentes en el salón de actos de la Casa de Cultura, se encontraba el alcalde de Mazarrón, Gaspar Miras, y el edil Tomás Ureña.
El director del MUBAM, García Sandoval, fue el encargado de moderar la mesa en la que arrancó el cronista Guillén Riquelme enmarcando el nacimiento de Valdivieso en el contexto social y económico en Mazarrón. Afirmó el cronista que la villa a principios del siglo XIX vivía una "etapa nefasta" en la que "el censo disminuye a 4500 habitantes" debido a dos epidemias de fiebre amarilla, las sequías y la depresión generalizada por la Guerra de la Independencia (1808-1814). Solo la vuelta de la industria del alumbre en 1822, que había estado paralizada desde el siglo XVII, da oxígeno a la localidad. En ese marco, el 30 de agosto de 1830 nace Domingo Valdivieso.
Hijo del teniente coronel del ejército Pedro Valdivieso García y de Maravillas Fernández-Henarejos Sánchez, pasa su infancia y primeros años de juventud en la casa familiar que aún hoy sigue en pie en la calle Monche Ríos. Posteriormente, cursa el bachillerato en Murcia y, una vez acabados estos estudios, se trasladó a Madrid. En la capital ingresó en la Academia de San Fernando, pero también ejerció como empleado de correos hasta que, en 1852, lo abandonó para dedicarse por entero a la pintura.
El académico Juan Antonio López Delgado lleva estudiando en profundidad la biografía de Valdivieso desde hace años. De entre todas las aristas que conforman la trayectoria vital del artista mazarronero, el académico quiso poner el acento en sus dificultades, ya que “a veces se dice que obtiene becas, pensiones de las diputaciones, ayuntamientos y luego resulta que ese dinero llega tarde, mal y nunca”. Así de contundente se expresó López Delgado para poner de relieve “la menesterosidad física y económica” que padeció Valdivieso en sus destinos como, por ejemplo, en París y Roma.
Por su parte, el director de la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca de Murcia, Martín Páez Burruezo, se centró en el entorno artístico en los años de Domingo Valdivieso, en su confluencia con artistas como Eduardo Rosales.
El gran pintor de Mazarrón
Una vez que abandona su oficio en correos, Valdivieso se dedicaría por completo a la pintura, consiguiendo sus primeros ingresos gracias a sus ilustraciones de carácter militar o histórico. Estas litografías vinieron a ilustrar ediciones de lujo de la Historia de la Marina Española, Reyes contemporáneos, o el Estado Mayor del Ejército. Por aquella época también fue alumno de Juan Albacete.
En 1861 recibió una beca de la Diputación Provincial de Murcia, pudiendo de esa forma continuar sus estudios durante dos años en París y otros dos años más en Roma. En esta ciudad recibió las influencias del círculo de Overback y los nazarenos. Igualmente allí entabló amistad con el pintor Eduardo Rosales, quien más tarde se le brindaría como modelo para el ''Cristo yacente'', un estudio preliminar para ''Cristo muerto al pie de la Cruz''
Entre 1862 y 1866, Valdivieso participó con éxito en las Exposiciones Nacionales, obteniendo en 1862 la medalla de 3ª clase por su obra ''Las hijas del Cid abandonadas por los condes de Carrión'', obra que sería adquirida posteriormente por el duque de Frías. En 1864 obtuvo la medalla de 2ª clase por su obra ''Descendimiento de la Cruz'', (adquirida por el Estado) y, poco después, en 1866 volvió a conseguir la medalla de 2ª clase con la obra ''Primera comunión de una colegiala'', adquirida nuevamente por el Estado.
A su regreso a la capital, Valdivieso fue nombrado en 1866 profesor interino de la Escuela Superior de Bellas Artes, haciéndose cargo de la clase de anatomía pictórica. En 1867 participó en la exposición regional de Valencia, consiguiendo la medalla de oro por su obra el ''Cristo muerto al pie de la Cruz''. En 1868 participó en la exposición regional de Murcia obteniendo el primer premio con la obra Ausencia. Finalmente, en 1871, concurrió por última vez a la exposición nacional y lo hizo con la obra ''Felipe II presenciando un auto de fe''.
Uno de los pocos retratos que se hicieron de Domingo Valdivieso fue el que le realizó Eduardo Rosales al parecer realizado a finales de octubre de 1872. Domingo Valdivieso falleció en Madrid el 22 de noviembre de 1872.