El Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Mazarrón quiere realizar una aclaración respecto a las acusaciones vertidas por el Grupo Municipal Popular sobre la inauguración del C.E.I.P. “Miguel Delibes” de Puerto de Mazarrón. En primer lugar queremos dejar bien claro que el acto no se organizó en la calle, sino dentro del citado centro escolar. El Grupo Popular miente ya de entrada sobre este aspecto. Queremos aclarar que, para que los medios de comunicación pudiesen tomar las imágenes, fotografías y declaraciones de manera tranquila, se decidió habilitar un espacio para todos los visitantes dentro del colegio, y nunca fuera de él como aseguran los populares.
Asimismo, debido a que se esperaba un gran número de personas para visitar el nuevo centro se dispuso hacer la vista en dos turnos. Uno en el que participarían las autoridades y medios de comunicación y también con el fin de que estos últimos pudiesen desarrollar su trabajo eficazmente, y otro abierto al público en general. Así se hizo saber a través de la megafonía durante el acto de inauguración. A nadie se le prohibió la visita al colegio, lo único que se hizo fue disponer dos turnos para que el acto se desarrollase con la mayor normalidad posible.
Desde el Equipo de Gobierno queremos destacar que está claro que quien no quería que el acto se desarrollase con normalidad era el ex - alcalde, Francisco Blaya. Su participación en el acto dejó mucho que desear, saltándose el protocolo en algunos momentos e incluso propinando algún empujón a los presentes con tal de salir en la foto. Lo que más lamentamos es que uno de estos empujones se los llevase una de las hijas del escritor al que va dedicado el colegio.
No vamos a obviar la positiva gestión del anterior gobierno por haber conseguido un colegio para Mazarrón gracias a las subvenciones llegadas desde todos los bolsillos de los murcianos y a través de la Comunidad Autónoma. Hubiese sido el colmo que, al igual que nos ha sucedido con otras subvenciones, hubiésemos tenido que devolver el dinero por una mala gestión. Entonces ni siquiera hubiéramos invitado a Francisco Blaya, no sólo con el fin de evitarle el mal trago, si no porque lo mismo ni siquiera se hubiese puesto en marcha el centro escolar.